La subrogación es una práctica ampliamente desarrollada en algunos países del mundo, aunque no en todos con las mismas garantías técnicas y legales, mediante la cual tanto parejas de toda opción sexual como personas sin pareja tienen acceso a concebir hijos biológicos gracias al vientre de una mujer.
En España, está práctica está prohibida, aunque sí se tolera, y se han hecho avances en los últimos meses, especialmente en cuanto al registro del bebé como biológico, uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los padres que utilizan esta técnica. Con paso lento, España podría estar cerca en unos años de incorporarse al grupo de países europeos en los que la surrogación está permitida: Inglaterra y Holanda.
Entretanto, uno de los destinos más habituales para los españoles interesados en la surrogación es, sin duda, Estados Unidos. En estados como California, Chicago y Florida se ofrecen paquetes que, por 150.000 dólares, permiten escoger a la madre y cuentan con cobertura legal, seguro y atención hospitalaria durante todo el proceso, en la mayoría de las ocasiones sin imprevistos.
En India, en cambio, aun siendo relativamente más barato (una cuarta parte que en EEUU), desde agosto de 2013 solo es posible utilizar esta técnica si está permitida en el país de origen de los padres. Esta medida dejó fuera a las parejas españolas, que han tenido que buscar otros destinos para ver cumplido su sueño de ser padres. Por ejemplo, Ucrania y otras ex repúblicas soviéticas, donde el proceso puede realizarse con menos garantías.
Un destino que recientemente se ha erigido como alternativa al elevado coste del proceso en Estados Unidos es Méjico. La surrogación está prohibida en todo el país pero, al tratarse de un Estado Federal, solo el de Tabasco lo permite por un módico precio de 70.000 dólares. En contrapartida, se han dado ya varios casos de parejas que se encuentran con problemas burocráticos a la hora de registrar sus bebés.
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