Ahora que está de moda la película que en España se titula “Descifrando a Enigma”, y que versa sobre el matemático británico Alan Turing y su equipo en el desarrollo de un método para romper los códigos de cifrado empleados por el ejército alemán en la II Guerra Mundial, y de paso, relata cómo a Alan Turing se le abre un juicio por homosexualidad, he pensado en lo poco que sabemos sobre científicos LGTB.
Siempre que se habla de personas homosexuales, la gran mayoría de la gente las asocia con oficios relacionados con el mundo artístico o del espectáculo. Algunos más, quizás con personajes de la antigüedad, pero muy pocos piensan en la posibilidad de que los científicos sean personas LGTB. Y buscando y buscando, aquí dejo constancia, de manera resumida, de algunas de las personas LGTB de no hace mucho tiempo atrás y que gracias a su labor científica, hoy disponemos de mayor calidad de vida.
En el siglo XIX aparecen dos grandes damas relacionadas con el mundo de la Medicina. La primera de ellas es Florence Nightingale, nacida en Florencia en 1820 dentro de una familia británica acomodada. Recibió una educación muy superior a la que en aquella época se dirigía a las mujeres, y es que el padre de Florence pensaba que las mujeres podían y debían disfrutar y valerse del conocimiento en su sentido más amplio. A esta formación tan poco usual en saberes como las matemáticas, reservadas a los hombres, se añadía el espíritu práctico de Florence, por lo que rompiendo con las convenciones sociales de su tiempo se consagró a la Enfermería.
Gracias a su tesón, durante la Guerra de Crimea, Florence fue la primera mujer al mando de una unidad de enfermería. Esta posición y su espíritu de lucha le llevaban a realizar innumerables rondas entre los enfermos, vigilándolos, atendiéndolos y de esta manera redujo la mortalidad en su sección desde un 60% hasta un 2,2%.
Este logro la hizo ser la segunda mujer más influyente en la época victoriana, y se le otorgaron la Orden del Mérito del Gobierno Británico en 1907 y poco después las llaves de la ciudad de Londres. Sus ideas impactaron grandemente en el que sería el fundador de la Cruz Roja, Henri Durant y en sus propuestas humanitarias de la Convención de Ginebra.
¿Y le quedaba tiempo para el amor? Atendiendo a las cartas que ella escribió, se puede leer “Amé a una sola persona con pasión en mi vida, y esa persona es ella” en referencia a Marianne Nicholson amiga de juventud.
En otra de sus misivas también aparece:
“He compartido cama muchas veces, lo mismo con nobles inglesas que con granjeras prusianas. Nadie ha sentido una pasión mayor por las mujeres que la que yo he sentido”.
Si bien es cierto que estas cartas están escritas en plena época victoriana donde la sexualidad carnal no estaba bien vista, y la exaltación de los sentimientos era más bien común, no dejan de ser el reflejo de unos amores sinceros.
La segunda Gran Dama de la Medicina puede ser Sara Josephine Baker, nacida en Nueva York en 1873. Nacida en el seno de una buena familia, con un padre abogado y una madre que tenía la fortuna de haber sido una de las primeras mujeres en estudiar en una universidad de señoritas, nada hacía presagiar el camino que Sara tomaría. Fue la muerte de su padre y de su hermano por tifus lo que la llevó a emprender sus estudios de Química y Biología. Esto le permitió acudir a la escuela de Medicina para mujeres recién abierta de las hermanas Blackwell, y una vez graduada dedicarse a la atención en las barriadas más humildes y desfavorecidas de la ciudad de Nueva York.
Entre estas zonas estaba la de los barrios de los inmigrantes recién llegados a Estados Unidos, quienes en poco tiempo empezaban a enfermar. Ella realizó pequeños cambios, como las ventilaciones en las habitaciones, medidas elementales de higiene, atención a la lactancia y los cuidados de los bebés como es el tipo de pañal o el cómo sostenerlo y atarlo, y gracias a todo ello, logró reducir la tasa de mortalidad infantil en un 40%.
Es cierto que su forma de vestir con pantalones y su peinado en raya en medio al estilo del presidente Teddy Roosevelt, la permitía imponer una autoridad sobre esa gente. Y su fuerza física también le ayudó en más de una ocasión, como aquella vez en que atendiendo a un parto, el esposo borracho se lió a golpear a la mujer, y Sara con toda su fuerza y sin dejar de atender al parto le dio una paliza al marido. Nunca se la relacionó con hombres, siempre iba rodeada de mujeres a las que dedicaba toda su atención.
Y dejando a un lado la Medicina, pasamos al tema de la Física y de las Matemáticas. Y podemos empezar con Alan Turing, matemático experto en las ramas de la lógica y la encriptación y el precursor de los actuales ordenadores.
Gracias a todas estas habilidades, que la película relata de manera bastante fiel, logra con su equipo crear la máquina capaz de romper el encriptado de los mensajes de la inteligencia alemana. Gracias a su descubrimiento, la duración de la II Guerra Mundial se acorta, lo que permitió salvar miles de vidas.
Desgraciadamente su homosexualidad fue expuesta a la luz pública a raíz del intento de robo de su casa, y todos los logros de este gran científico no fueron tenidos en cuenta, y solo se le valoró como un “asqueroso homosexual”, al que se sometió a la castración química por medio de inyecciones de hormonas femeninas.
En 1954 Alan Turing se suicidó con cianuro, y hasta 1967 no dejaron de ser ilegales las prácticas homosexuales en Reino Unido. El reconocimiento a su labor y su restitución del honor, no se logró hasta el mes de Julio de 2013, tras una petición de los grandes científicos de ese momento, con Stephen Hawkings entre ellos, a la Reina de Inglaterra.
Y ya que estamos con la ciencia más pura, pasemos a dos ejemplos de personas LGTB en el mundo de la Física. El primero es Frank Kameny, astrónomo y Doctor en Física por la universidad de Harvard, quien trabajó en el Servicio de Cartografía del Ejército de los Estados Unidos.
En la década de los años 60 del siglo pasado, en pleno auge de la Guerra Fría y con la sociedad en ebullición, fue despedido de su puesto de trabajo por ser homosexual. En vez de resignarse, luchó por sus Derechos Civiles y organizó el embrión de lo que hoy es el movimiento LGTB. Fue uno de los primeros homosexuales visibles, y logró que su despido fuese muy sonoro, llegando en sus recursos a la Corte Suprema de los Estados Unidos.
Poco tiempo después de su incidente laboral, en la otra punta del país, en Nueva York se produjo la mítica noche de la Revuelta del Bar Stonewall que dio origen al movimiento LGTB.
Como ejemplo de mujer dedicada al mundo de la Física nos encontramos con Sally Kristen Ride, quien fue la primera mujer norteamericana en viajar al espacio en 1983. Graduada en Física por la universidad de Stanford y con su título de Doctora de esa misma universidad, logró en 1978 ser admitida en un programa de formación de la NASA junto con otros 29 hombres y 6 mujeres de un total de 8.000 voluntarios.
En ese tiempo de preparación hasta el lanzamiento colaboró en un Brazo Robótico que ayudara a los astronautas a recuperar los satélites. Finalmente, en Junio de 1983 se produce el lanzamiento del Challenger llevando a Sally de 32 años con su inseparable lápiz de labios y un tubo de maquillaje.
Mantuvo un matrimonio durante 5 años, más bien por conveniencia, porque el gran amor de su vida y con quien formó pareja estable durante 27 años fue con Tam O´Shaughnessy, amiga desde los tiempos de la adolescencia, y con quien además compartía su pasión por la divulgación científica para niños.
Y si hasta aquí, por desgracia la mayoría han fallecido, ya sea por causas dramáticas o por enfermedades, podemos en cambio presentar a un científico joven que promete grandes esperanzas en el terreno de la investigación del cáncer. Me refiero a Jack Andrakan, quien a sus escasos 13 años ya se hizo gay visible en su entorno familiar.
Desde el año 2012 este joven es conocido por sus aportaciones y grandes ideas al terreno de la detección precoz del cáncer de páncreas. Ha recibido desde sus inicios con apenas 15 años innumerables premios de prestigio, y actualmente trabaja en el MD Anderson Cancer Center de Houston.
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