Cualquiera que haya podido admirar a Asier Etxeandía en obras teatrales como LA AVERIA, dirigida magistralmente por Blanca Portillo, o en la que hace ya años le lanzó a la fama, CABARET, donde daba vida a un personaje tan emblemático y ambiguo como el maestro de ceremonias teniendo que luchar contra el imborrable recuerdo de Joel Grey en la versión fílmica, sabe de su capacidad de riesgo y su brillantez para cuajar en personajes extraños y con un punto de locura.
Hace tiempo se presentó en Madrid, sólo un día a la semana, para hacer realidad un sueño: poder interpretar canciones que le marcaron cuando era un niño en los años 80, ya fuera porque se las oía a sus padres o porque estaban de moda. Con una banda fantástica de tres músicos hace un recorrido musical y sentimental que le dejaba y nos dejaba exhaustos a los espectadores. El derroche de energía era brutal y la emoción surge incontrolada en muchos momentos oyéndole esas versiones personalísimas del tango VOLVER, del PURO TEATRO de La Lupe o LUZ DE LUNA (con el desgarro propio de la gran Chavela).
A mitad del concierto Asier propiciaba un cambio brutal y ponía a todo el mundo de pie a cantar y bailar con él, recordando clásicos de Nina Simone o de Janis Joplin...a esas alturas la gente estaba ya entregada y él pasaba de EL SEÑORITO de Isabel Pantoja a LIKE A VIRGIN de Madonna… le daba la vuelta al musical con una demoledora MAÑANA (de Annie) o el BILBAO SONG de Kurt Weill y finalizaba enloquecidamente como si asistieramos a un concierto de los Rolling con la gente gritando bravos…es un tipo de espectáculo que desgraciadamente se ve muy poco en los escenarios españoles, un "one man show" que diría un americano y que nos hace creer que estamos en Broadway, aunque luego al salir veamos que no nos hemos movido del castizo barrio de La Latina…no es poco mérito.
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