Vayamos por partes. Viví el Gran Hermano número "güan" como si me fuera la vida en ello. Me presenté a la preselección del número 2 (lo que pasó allí es otra cuestión), y a exepción de uno de ellos, no he vuelto a engancharme a Gran Hermano, pero sí que es cierto que siempre veo el primer programa, para ver que concursantes entran, y normalmente el último.
Y ayer fué el día. Docena y media de chicos y chicas entraron al programilla, que si algo hay que decir a su favor, es que después de tantos años emitiéndolo, siempre se sacan alguna novedad de la manga.
Seguir los tuits anoche era algo parecido a leer un foro homosexual. Muchos, muchos, muchos chicos hablando de lo guapo o no guapo que era tal o cual concursante... y muchas muchas muchas chicas, hablando de lo guapa o no guapa que era tal o cual concursante. Y no me refiero a comentarios sobre la "belleza", sino a verdaderas expresiones de "deseo sexual".
Hasta aquí, todo habitual. Pero, los comentarios sexistas sobre la supuesta homosexualidad de la o el concursante de turno, empiezan a cansar. Si pepita es "muy macho", es bollera; si Juanito se mira mucho al espejo, es "maricón".
¿Sabéis lo que opino? Que inconscientemente, con este tipo de comentarios, creamos una "homofobia" institucionalizada, donde todo el mundo tiene el derecho a "señalar" a cualquier por ser mas o menos femenino, y eso, no es NADA BUENO.
¡He dicho!
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