Si bien su función es otra, es posible usar el ano también como órgano sexual, pues es una zona erógena y por lo tanto excitable, ya que contiene muchas terminaciones nerviosas que pueden ser estimuladas, produciendo sensaciones placenteras tanto en varones como en mujeres. En el varón, la penetración anal produce una sensación de placer por estimulación indirecta de la próstata (órgano genitourinario masculino).
Es imprescindible, sin embargo, usar lubricantes, ya que la zona no posee lubricación propia. Para introducir un pene humano o un consolador de proporciones similares, es necesario usar una técnica de dilatación progresiva para ir logrando una dilatación cómoda del esfínter antes de penetrarlo. Las prácticas sexuales que involucran el ano son la masturbación anal, el anilingus, el masaje prostático y el coito anal, entre otras. En el coito, el contacto entre las mucosas del ano y del pene es intenso, por lo que se recomienda el uso de preservativo; de lo contrario, no se considera sexo seguro, sobre todo por la posibilidad de la transmisión de infecciones de transmisión sexual (el VIH-sida, principalmente).
El sexo anal sin el uso del preservativo es una práctica relacionada con la infección tanto del VIH como de otras muchas ITS(infecciones de transmisión sexual, antes llamadas Infecciones de transmisión sexual o ETS) y otras infecciones virales, como el virus del papiloma humano (VPH), todos los tipos de hepatitis, los herpes genitales y otras de origen bacteriano, como la gonorrea y la sífilis, incluso en caso de que no haya eyaculación. Todo esto se debe a la gran frecuencia con que se producen heridas y microheridas en esta zona del cuerpo durante la penetración, al no ser un órgano adaptado específicamente para ello.
Para terminar de leer el artículo, donde se habla de algunas enfermedades relacionadas con el ana, como las "verrugas genitales", las "hemorroides" o la "oxiuriasis" entre otras, pincha aquí.
Fotografía del artículo sobre Mikel Marton.