Como, según me han avisado en la web, los artículos sobre estupideces tienen mucho más éxito que los de política y crean menos problemas con los posibles anunciantes, he decidido... Pues sí, ya me vais conociendo: escribir sobre política. Tocar los cojones (y también los ovarios) se me da muy bien.
Bueno en realidad yo no considero que escriba sobre política. Yo los llamaría “artículos contra el sistema”, aunque en realidad los verdaderos antisistema actualmente son los propios políticos.
Están desmontando aquello que llamaron “el estado de bienestar”, en el que nos metieron a todos, y con el que muchos tampoco estábamos de acuerdo, fijándonos en la desigualdad de clases y entre territorios.
Pero vivíamos bien. Nos distraíamos comprando casas, coches, viendo el fútbol, comiendo como cerdos, viajando, yendo de putas, medicándonos hasta el bostezo, pegándonos fiestones y endeudándonos con los bancos por 50 años... ¡Era una locura insostenible!
En menor medida que los “altos cargos”, pero con el mismo egoísmo y la misma deshumanización del que se molesta por ver un anuncio de Médicos sin fronteras enseñando a niños desnutridos y enfermos.
Por desgracia, actualmente en nuestro país hay muchas familias en situación de pobreza (por lo general no tan extrema como en otros países, pero vamos por buen camino para ser los próximos “protas” de la campaña de UNICEF).
Según datos oficiales el paro supera el veinti mucho por ciernto en España, con algunos millones de personas tocándose los huevos contra su voluntad, y casi 2 millones de familias con todos sus miembros sin oficio ni beneficio. Ahora NINI´s somos todos: NI trabajo NI tengo esperanza de encontrarlo antes de verme bastante jodido...
Pero entonces ¿cuál es el sistema perfecto? Pues por lógica, por ética y, como somos naturalmente avariciosos, también por cubrirnos nuestras propias espaldas, es decir, por egoísmo, el sistema perfecto sólo existirá cuando se cumpla la que, para mi, es la norma principal para el buen funcionamiento de cualquier sociedad: “Yo no te jodo a ti, pero tu no me jodas a mi” O “No desees a tu prójimo lo que no quieres para ti”. Algo muy utópico, pero tan simple y lógico que debería estar asumido desde que el mundo es mundo. Y por el contrario, algo tan sencillo no se ha aplicado jamás en la historia; una historia llena de abusos de poder y deshumanización.
Ilustro un poco así en plan “cuento para tontos”, a ver si llega el mensaje:
Dos personas. Una barra de pan. Si el que tiene que administrarla decide comérsela entera y deja al otro con hambre, es muy posible que el pobre señor se enfade y le arranque la oreja de un “bocao”. En cambio, si la reparte y los dos sacian su hambre, no hay conflicto ni muertes innecesarias por desnutrición o por egoístas “desorejaos”.
¿Se capta el mensaje? Bien. El próximo día explico porqué no esta bonito el canibalismo.
Hemos aceptado casi sin quejarnos unas reglas del juego injustas, pero como afectaban a otros principalmente, no nos importaba demasiado. Bien, pues ahora que nos toca más de cerca y hemos visto las orejas al lobo, no hay excusas para seguir dormidos. El pueblo debe dejar de ser un simple peón en el juego de los políticos, jueces y empresarios. Ellos almacenan el pan sin ningún sentido, y sin intención de repartirlo justamente. Nos tiran migajas (mezcladas con Lexatin o algo por el estilo) para tenernos lo suficientemente satisfechos.
Un titular reciente: 85 ricos suman tanto dinero como 3.570 millones de pobres del mundo.
La masiva concentración de los recursos económicos en manos de unos pocos abre una brecha que supone una gran amenaza para los sistemas políticos y económicos inclusivos, porque favorece a unos pocos en detrimento de la mayoría. Así que para luchar contra la pobreza es básico abordar la desigualdad.
Somos como presos en una cárcel plagada de abusos, como en “El Expreso de medianoche”. ¿Recordáis esa película? Yo la volví a ver hace poco, y las situaciones me recordaban bastante a lo que vivimos hoy en día: encerrados en un microcosmos, donde debemos seguir unas normas lógicamente injustas, pero obligados a acatarlas, a asumir que somos presos sin derechos, y que nada podemos cambiar.
Aquí os dejo un extracto del libro de la que para mi es la mejor escena de la película:
Circulé solo alrededor del gran eje de piedra de la rueda, con el paso firme de los hipnotizados. Resultaba muy sedante ese lento movimiento circular en las tinieblas. Pude haber seguido así por largo rato, pero se acercaron dos turcos y empezaron a caminar en el sentido habitual, haciéndome señas de que cambiara de rumbo. Sacudí la cabeza y con un gesto los invité a seguir mi dirección.
Yo me encontraba en la parte más próxima al eje de la rueda y cada vez que nos enfrentábamos, ellos intentaban bloquearme el paso, pero estaba decidido a conservar mi posición y a obligarlos a caminar alejados del eje. Por alguna razón, esto que me parecía importante se transformó en un principio, en una meta. Debía luchar contra la locura que me rodeaba.
¿Y si nos escapamos?¿Qué más nos pueden quitar si ya no disponemos de libertad, ni de los medios para conseguirla? Es sólo una fantasía...
Estamos manipulados hasta “las trancas”; ya no sabríamos ni cómo vestirnos o peinarnos si no nos lo enseña la TV. Oímos las noticias pero no las escuchamos. Las leemos pero no las asimilamos. Todo es parte de una ficción que no va con nosotros. Criticamos y odiamos al gobierno como lo haríamos con el malo de una película, pero nada más. Estamos tan acostumbrados a leer las barbaridades que ocurren cada día que ya nada nos sorprende ni nos moviliza.
Si Orson Welles narrara ahora La guerra de los mundos en un programa de radio no movilizaría a nadie, ni aunque la noticia fuese real...
Y para terminar, os dejo un video que he visto hoy, donde otro “indignado” explica porqué esta tan harto. Así se llama el video, HARTO. Síguelo en TheVicVlogs:
Pues lo dicho. A ver si vamos despertando, encerramos a los verdaderos criminales y por fin nos atrevemos a ser LIBRES.