Un delfín solitario surgió a la superficie y galopó junto a nosotros durante un momento; mi corazón se sobresaltó ante el augurio, porque el delfín es un heraldo de buen tiempo y de buena suerte.
Me incliné para seguirlo con la vista, cuando, con la velocidad de un hacha que cae, entramos en el puro azul mediterráneo del puro Egeo: un mar con profundidad y tono, que devoraba y devolvía el cielo;un mar que pertenecía a las islas sin agua y a los molinos grises, a los olivos y a las estatuas...
Así nos describía Lawrence Darrell su entrada a las islas griegas. Desde hace algunos años mi pasión por Grecia y en concreto por sus islas hizo que viajara por primera vez hasta ellas.
Amorgos es la isla más oriental situada del grupo de las Cícladas situada al sudeste de Naxos, con una superficie de unos 126 km cuadrados y 112 km de costa, tiene una población cercana a las 4000 habitantes, pudiendo acceder a ella por cualquiera de los dos puertos: Katápola al oeste y Egliali al este, su capital Amorgós o Khora, se situa en el interior de la isla.
Siempre se ha considerado Amorgos como una isla esteril, "desnuda" decia Homero, Khozoviótisssa su pequeño monasterio escavado en un acantilado y fundado en el sigo XI, cuelga a 300 metros sobre el mar y es famoso por aparecer en la película "El Gran Azul" de Luc Besson.
Isla en donde el turismo tranquilo de parejas, grupos y personas solitarias se hace placentero por sus aguas y variedad de lugares gastronómicos en donde el placer del buen comer y beber hace que uno se sienta en el paraíso. Actualmente y desde hace muchos años la peregrinación a la isla en forma de delfín es un viaje casi obligado para los seguidores del film de Besson, en donde se proyecta cada día en un café de Katápola y en diferentes idiomas su pelicula de culto.
Amorgos... no es solo una isla sino un lugar sagrado donde corazón, espíritu y alma están felices y libres –anónimo-
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