Me había prometido no entrar en temas de "religión". Bueno, no me lo habia prometido a mi mismo, sino que es un pensamiento que tengo habitualmente, y es que de religión y amor no hay nada que discutir. Incluso, tengo claro que esta Revista, nosgustas.com, no tiene que ser un panfleto anti iglesia, ni nada parecido. Pero, de vez en cuando, me encuentro "textitos" como éste del cual os voy a hablar ahora, y me encantaria pertenecer a la Santa Inquisición y quemar a más de uno y más de una.
Basándose en determinados versículos de la Biblia, "enganchaos sin hilo ni ná", ofrecen un servicio que "te cura de ser gay". Y aquí entienden lo de ser gay, sobre todo si eres transexual, prostituta y drogadicta.
-“No vestirá la mujer traje de hombre, ni vestirá el hombre ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace” (Dt, 22:5).
-“No entrará a la congregación el que tenga magullados los testículos, o amputado su miembro viril” (Dt, 23:1)
-“Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí. Sana mi alma, porque contra ti he pecado”. (Sal. 41:4).
Así de bonitos quedan estos versiculos. Y que conste que quien escribe este texto se considera creyente, y nada más lejos por mi parte que "ser un anti cristianismo", quizá todo lo contrario. Por este motivo me puedo permitir, desde mi propia Fé, criticar de una manera más fuerte a toda este gente que en nombre de Dios, deciden lo que está bien para los demás, saltándose incluso lo que diga la Organización Mundial de la Salud.
Hace 13 años, Osiel fue invitado a lo que en esta congregación llaman terapia de liberación, una serie de pasos para que los homosexuales logren ser lo que hasta ahora no han sido. Una vez desintoxicado de las drogas que consumía, lo invitaron a que se cortara el cabello, que se vistiera con camisa, pantalón y zapatos, y que se deshiciera de los implantes de seno que tenía. “Mire —me dice levantándose la camisa—, solo me quedan las cicatrices”. Además, como parte de su “tratamiento”, lo invitaron a creer en Jesucristo.
La homosexualidad es producto de engaños del diablo, y sus deseos insanos son producto de espíritus malignos”, ha dicho en varias ocasiones la pastora Leticia Rosas, una mujer que hace 18 años decidió ayudar a través de las enseñanzas bíblicas a quienes necesitaban ayuda.
Para esta mujer de 47 años, originaria de Nayarit, quien a través de donaciones y de la venta de verdura y fruta ha logrado establecer cuatro albergues de la Iglesia La Esperanza en Tijuana, la adicción a las drogas así como la homosexualidad, son originadas en la infancia por abusos. Esas memorias dolorosas, dice, atraen a los espíritus que se instalan en las víctimas.
Aunque nunca fue homosexual, Leticia puede decir que fue una víctima sexual. Cuando tenía cinco años de edad, un tío político abusó de ella, algo que nunca confesó a su madre sino hasta muchos años después. Esta mujer de mirada serena y cabello negro, vivió en una escuela de monjas hasta los 14 años; sin embargo, al regresar a casa escapó con un hombre que la dejó embarazada de una niña por lo que más tarde decidió irse a vivir a Los Ángeles donde conoció a un ex adicto a la heroína, quien la acercaría al Cristianismo.
Ya como pastora, hace más de una década, se instaló en Tijuana para comenzar su ministerio. Uno de los sitios donde trabajó más intensamente fue en la sección femenil de la Penitenciaría del Estado de Baja California. Ahí, mientras predicaba, observó que una de las internas escuchaba atentamente sus palabras sin acercarse. Sin embargo, la pastora se dio cuenta de que no era ella sino él; aquel joven se llamaba Armando. La pastora Lety logró predicarle la palabra de Jesucristo y, un par de años después, al salir de la cárcel, el joven se fue a vivir con ella, iniciando así este albergue para homosexuales.
Lo que vio la pastora Lety fue un capital grande en una ciudad donde no hace mucho, en 2006, 30 transexuales tuvieron que huir debido a la persecución por parte de la policía, y en un país que actualmente cuenta con el nada honroso segundo lugar en crímenes de odio por homofobia a nivel mundial (solo detrás de Brasil) con 798 muertes, según el Instituto Oikos Centro Integral.
No obstante, a pesar de la triste e insegura colonia donde se encuentra este inmueble, con sus casas de tabicón y lámina, quienes se dicen ex homosexuales respiran al interior del albergue un aire de confort y paz.
Y aquí os he presentado un extracto de un largo artículo, que prefiero leáis por vosotr@s mism@s. Encontraréis la historia de cuatro "ex-homosexuales" que viven felices y en paz. O eso dicen.
Os invito a que decidáis si estas iglesias son necesarias o no. Porque me da lo mismo que sean Evangelistas, chiítas o sunís, Testigos de Jehova o Católicos. La vida de la gente es mucho más que su sexualidad, aunque ésta sea una parte importantísima.
Pero ya está bien de pensar que todo lo que tiene que ver con la "entrepierna" es pecado. ¡¡¡Basta ya!!!
El articulito de marras, lo encontraréis en el siguiente enlace. Y os recomiendo la lectura:
http://www.milenio.com/estados/Tijuana-iglesia-cura-homosexuales-gay-dominical_0_270573135.html
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