Fue la huelga general del 14 de noviembre, la que retraso un día más mi viaje a Tel Aviv. La situación en España por los impagos del Gobierno y las Autonomías se estaba poniendo insostenible. Era urgente tomarse un Kit-Kat.
Unos días antes me mandó un Whatsapp un buen amigo, Gabriel, que había reservado un apartamento, con dos habitaciones, para tres semanas. Era la segunda vez que visitaba la ciudad, y ya me comentó que en Tel Aviv podía encontrar lo que necesitaba; gente nueva, lugares con buena marcha y una gran oferta cultural. Así que me lo pensé dos veces (por la huelga) y compré los billetes por internet, vía Madrid. Ya se sabe que los de provincias, tenemos que ir hasta la capital como sea para tomar el avión.
El viaje no tuvo ningún problema, y se desarrollaron bien las cuatro horas de vuelo. Cinco horas después, las cuatro de vuelo más una hora que hay que sumar por el cambio horario, aterrizaba en Israel.
Llegué a casa de mi amigo a las seis y vente de la mañana, hora de descansar, yo por el vuelo y Gabriel porque hacía una hora que se había queadoó solo en la cama, al despedirse del ligue de la noche anterior.
El apartamento esta cerca de la calle Bograshov y cerca del mar, por lo que después de tomar un jugo de frutas frescas, fuimos a pasear por el mercado Betzalel. En la entrada registraron nuestros bolsos, y pensé en las noticias de los bombardeos en los mercados de los países árabes. En este mercado rebosante de artesanías, fue el primer sitio donde escuché las sirenas antiaéreas. Todo el mundo, pausadamente, se refugió en sótanos e interiores de las tiendas, hasta que se oyó la explosión del misil y todo volvió a la normalidad. Unos seguían con las compras, otros terminaban su té, continuaban ligando o pagaban las compras realizadas.
Paseamos por el paseo costero hacia Old Jaffa, y comimos pescado fresco en el restaurante Manta Ray. En este paseo me di cuenta de lo bien hechos que están los habitantes de Tel Aviv. Cuerpos bien formados, belleza en sus rostros y una simpatía natural que les lleva a preguntarte cualquier cosa para entablar conversación.
Durante este paseo eran abundantes las personas que posaban en la playa con fotógrafos profesionales; bodas entre los barcos; filmaciones de spots publicitarios, mientras se dibujaba una perfecta puesta de sol en el horizonte.
Llegamos a casa y en la BBC nos informamos de lo que ya sabíamos y de la peor noticia que podíamos tener. “Cielos” han llamado a 15.000 reservistas a filas, eso implica menos chicos guapos y jóvenes por las calles. Hay que aprovechar por si esto va en aumento.
Comenzamos con un tinto español, Marques de Cáceres. Y llegó Adif, que significa el preferido. Es cuando conocí al simpático dueño del apartamento, un guapo israelí de 32 años. Hablaba varios idiomas, igual que nosotros, por lo que nos entendíamos perfectamente. Durante la conversación, nos recomendó para esa noche asistir a la fiesta de Ha´Oman 17, un enorme hangar en la parte sur de la ciudad, en la calle Arbanel 88. De camino a la fiesta, conocimos a un grupo de chicos que se dirigían a la misma, y gracias a ellos conseguimos que la entrada nos costara la mitad. Es una gran disco, con buena música, que se fue llenando de gente de todos los lugares. Entre los clientes alguna musculoca y alguna reinona, pero la media estaba muy apetitosa. Copas, bailes, charlas, algún cigarrillo (en Israel todavía se puede fumar en los locales). Y nos dieron las 2, y las 3, las 4 y las 5, y las 6, hasta que el taxi nos llevó a casa en buena compañía.
La mañana se resistía a despertarnos y hasta las 12 fué imposible separase de la cama.
Shashuka es el fuerte desayuno tradicional (pan, humus, aceitunas, ensalada y huevos fritos con pisto) que tomamos con nuestros amigos antes de ir a descansar con la hamaca en la playa, frente al Sheraton.
En cualquier lugar de TLV es fácil relacionarse, pero ninguno es como la playa. Tomamos el sol, nos bañamos y aumentamos el grupo con una pareja de ingleses. Risas e historias frente al mar, al tiempo que algunos jóvenes israelitas practicaban surf frente a nosotros.
De nuevo un sonido conocido y todos nos refugiamos en las construcciones cercanas y los muros de separación de la playa. Esta vez la filmación de la BBC fue cerca del chiringuito La Mer, en el tramo de la playa donde estábamos, y desde aquí vimos como se consiguió derribar el misil lanzado desde Gaza.
De regreso a casa otra mala noticia: “75.000 reservistas movilizados”.Esta situación nos va a dejar sin chicos que disfrutar.
Fuimos a cenar al restaurante Shtsupak fundado en 1900, recomendado por Gabriel, está cerca del puerto y dispone de un rico pescado a precios razonables. En la cocina israelita son curiosos los pequeños y variados platos que sirven a modo de aperitivo. En esta ocasión: arenques con cebolla y limón, Tahina (que es un tipo de hummus pero un poco más líquido), remolacha, berenjenas escabechadas, ensalada picada, perejil con sémola y limón, espinacas con gambas, etc.
Esa noche fuimos al pub Evita, en la calle Yehuda Halevi. Local famoso por sus noches temáticas: eurovisión, sorteos, noche alcohólica, karaoke, noches drag, y una amplia variedad de fiestas. Mucha marcha con variedad de tipos. Puedes elegir el idioma, la nacionalidad, el cuerpo... Gabriel y yo nos encontramos con los ingleses de la playa y nos sumergimos en la música entre fuertes cuerpos con buen ritmo. La noche prometía, los chicos se acercaban y la marcha resulto mejor de lo esperado. El regreso a casa lo hicimos caminando y me sorprendió la seguridad que uno siente en TLV caminando por la noche.
Este nuevo día Gabriel tiene asuntos que resolver, por lo que es un buen momento para pasear por las calles y realizar algunas compras. El desayuno lo realizamos juntos en el X-Ray, una pequeña cafetería en la calle Bograshov, frecuentada por gays. Lugar tranquilo con buenas vistas” de las aceras”. Gabriel me comentó que en TLV los precios de las casas son muy altos porque suelen comprarlos ricos franceses y rusos que hacen que se encarezca el mercado. Nos despedimos y comencé caminando por el paseo marítimo. Parejas sentadas en las rocas frente al mar, mucha bici y footing, policía montada por la playa, y como siempre, alguien posando en la arena o dentro del agua.
Son curiosas las bicicletas y los patinetes eléctricos que usan para desplazarse por la ciudad. Y otra curiosidad es la cantidad de gatos que hay por todos lados. Hay miles. Unos con dueño, y otros callejeros.
Llegué hasta la torre del reloj y me interné en el barrio árabe repleto de muebles, telas, artículos de segunda mano... Esta zona es muy turística, con tiendas de artesanía, jardines y varios museos. Una vieja nave sirve de local de ensayos para el grupo israelí de percusión “Mayumana”.
De regreso al centro comí en Sea Food Bar, frente al mar. No os perdáis estas vistas. Paseando hacia el apartamento y distraído por el mercado observaba los puestos de frutas, especias, helados, verduras, aderezado con miradas de curiosidad, de asombro, miradas cómplices, insistentes y deseosas. Así conocí a Maor. Guapo israelí, cuyo nombre significa “el astro”. Este me enseñó el mercado y compartimos unos jugos de frutas. Mi curiosidad iba más lejos y continuamos nuestra conversación frente a un mojito y una caipiriña, en una cafetería con terraza. En plena faena, las sirenas nos obligaron a caminar copas en mano hacia la casa que nos indicó la camarera del bar y esperar a que destruyeran el nuevo misil.
De regreso a nuestra mesa, continuamos varias horas con la conversación. Me comentó que aquí es muy habitual que los gays tengan niños naturales, utilizando una forma muy novedosa y práctica. Aquel que está interesado en tener un hijo, asiste a unas reuniones, a las que sólo asisten hombres gays y mujeres que pueden ser lesbianas o heteras. En estas reuniones se habla del tema desde todos los aspectos que supone tener un hijo: la nueva responsabilidad, la formación de una familia y todas aquellas cuestiones que puedan interesar. También asisten otras parejas que ya han tenido hijos, o incluso hijos que han nacido en el seno de una de estas familias, para contar sus experiencias.
Esta interesante conversación terminó con la decisión de ir a cenar al Nanuchka. Divertido restaurante Georgiano, especializado en la típica comida de este país. La cena fue regada con el vino tinto israelí “Flam Clássico” del 2010. Una vez terminada la cena, los músicos se suben a la barra tocando los tambores y cantando canciones tradicionales georgianas e israelíes. Es momento de una copa con buena música. Una chica del local nos recomendó el pub Shesek, que es un pequeño pub hetero con uno de los mejores djs. Después de varias copas y cálidos bailes, consideramos que era momento de regresar al apartamento a por un poco de intimidad.
Nos desperezamos pronto y frente a un buen desayuno. Comenzamos la visita cultural a la ciudad. Quedamos con Bob, un norteamericano recién llegado y amigo de Maor. Los tres fuimos hacia el museo Helena Rubinstein, con intrigantes montajes de vídeos y algunos objetos de su época. Caminamos hacia el complejo del museo de arte de TLV, y en la ópera conocimos a Mony Rubinsky. Autor de esculturas hechas con estructuras de metal forradas de tela metálica. Mony, estaba montando su obra escultórica en el hall, y nos pidió opinión, por lo que aportamos nuestras ideas y sugerencias. Realizamos algunas fotos en el exterior del diseñado edificio, del Tel Aviv Museum of Art. Su interior nos descubrió la obra fotográfica “Documentary Fiction”, del sudafricano Roger Ballen, y una divertida e interesante colectiva de artistas contemporáneos indios. Considero que la creatividad artística india está en su mejor momento.
Comimos todos juntos en el apartamento, y después de un largo descanso quedamos para despedir TLV en el pubDivina. Esta noche toca “la noche alcohólica”, en la que pagando una cantidad fija en la entrada, puedes beber lo que quieras del combinado que elijas. Fue una noche de mucho baile y sintiendo el calor de los israelíes, húngaros, ingleses, rusos, franceses...
Tengo que irme y dejar atrás esta ciudad que me ha sorprendido por su vitalidad, su gente y su gran proyección de futuro E es un lugar donde hay que ir si no has estado, y donde regresar cuando la descubres.
Notas: Para mantener una información sobre la oferta del mundo gay en TLV, la mejor guía es la aplicación para el móvil “TEL AVIV GAY VIVE”. Viene todo muy bien explicado, la agenda de la semana, bares, restaurantes, alojamiento, gimnasios, cruising areas, saunas y demás detalles que le vienen bien a todo aquel que busque diversión en esta ciudad.
A modo de datos generales comentaros que el tiempo en esta época del año es lo suficientemente agradable como para ir a la playa y bañarse (noviembre). La moneda es el shequel, que durante esos días un euro equivalía a 4,80 shequels. Hay vuelos regulares desde Madrid y Barcelona.
Como diría un Israelí: leitraot (hasta pronto)
Manuel Vouga